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No sé dónde habrá conocido del tema, el asunto es que mi hijo hace poco andaba con la idea de encontrarse un trébol de cuatro hojas, ya sabés, por el asunto de la suerte. Un par de veces que hemos salido acá en nuestro vecindario ha estado pendiente de las zonas verdes buscando uno.
Quizá fue un poco mi culpa eso de hablarle de la buena suerte. La última vez que estuvimos en Manhattan, pasamos a saludar al toro en Wall Street y a hacer el tradicional ritual de la buena suerte en la estatua, esto con el fin de regresar pronto a New York, le comenté en ese momento.

Yo mismo, a modo de broma, ando dólares y euros en mi billetera. Puede que sea un poco creyencero, si, pero lo cierto del caso es que la gran mayoría de nosotros alguna vez hemos coqueteado con el tema de la buena suerte, en diferentes matices.
Lo hacen los jugadores profesionales al entrar a un juego, lo hacen los aficionados al usar sus prendas de vestir ‘de la suerte’, lo hace el que no pasa debajo de una escalera, o el que repite algún ritual tradicional al momento de necesitar ‘una ayudita’. Por lo general, vemos a la suerte ligada a simbolismos o mantras mientras esperamos que el azar tenga un buen día y nos favorezca con ella. Una suerte totalmente dependiente de las circunstancias.
Aunque menos común, nos encontramos también a quienes pensamos en que la suerte favorece solo a los preparados. Hemos leído frases inspiradoras de personajes famosos que nos recuerdan estar listos para cuando la oportunidad y la suerte toquen a nuestra puerta. Nos enfocamos en prepararnos, llevamos nuestra atención al momento futuro de la aparición del golpe de suerte que nos cambiará la vida de una vez por todas.
… la suerte se la crea uno mismo, con esfuerzo, dedicación, humildad y, como lo he aprendido en los últimos meses, con algo de serendipia.
Seguro por eso también es que le recuerdo a mi hijo que la suerte no viene por un ritual divertido en la estatua del toro de Wall Street ni de encontrarse un trébol de cuatro hojas en el vecindario. Aparte que no estoy seguro de que haya tréboles en esta parte del trópico, lo que le recuerdo es que la suerte se la crea uno mismo, con esfuerzo, dedicación, humildad y, como lo he aprendido en los últimos meses, con algo de serendipia.
La primera vez que leí sobre el tema fue a inicios del 2021 en un reportaje publicado en español que se le hizo al Dr. Christian Busch, quien había publicado un libro sobre el tema a mediados del 2020. Me llamó poderosamente la atención el hecho de que podemos crear nuestra suerte, no tanto porque nos enfoquemos en algo sino más bien, en aprovechar esos pequeños momentos de seredipia al caminar por la vida. No es algo místico o dejado al azar, es básicamente, aprovechar y estar pendiente de esos pequeños chispazos en la vida.

Al momento de escribir este artículo, ya tengo en mis manos “Connect the dots, the Art and Science of creating good luck”, la edición actualizada y ampliada del libro original que había escrito el Dr. Busch, actualmente Director del Programa de Economía Global del Centro de Asuntos Globales de la Universidad de Nueva York, profesor allí mismo y en London School of Economics, co-fundador además de Sandbox Network y de Leaders on Purpose, un par de organizaciones ligadas al desarrollo de liderazgo e innovación, entre otras varias actividades profesionales que desarrolla.
¿Qué tiene que ver este asunto de la suerte y la serendipia con el liderazgo, la innovación, la ciencia y todos estos temas académicos?
¡Muchísimo! Crear nuestra suerte no va solamente de encontrarse un billete en la calle, o conseguir parqueo en un centro comercial un fin de semana. Actualmente, vivimos en el mundo más cambiante, ambiguo e incierto que ha habido en la historia y aprender a abrazar esa incertidumbre, a abrir los ojos de forma intencionada y a estar preparado para encontrar esos puntos ‘casuales’ y crear con ellos significancia y suerte, nos permitirá prosperar en esas áreas específicas.
Pero además, en su libro, el Dr. Busch nos cuenta de qué forma el conectar esos puntos en general nos permite llegar a momentos de regocijo y bienestar en cualquier área de nuestra vida. Ya no es un tema de esperar a ver si el azar nos favorece o de enfocarnos en una suerte futura, que no sabemos si llegará aunque estemos preparados, sino más bien , de nutrir, darle forma y convertirla en una forma de vida, aprovechando cada momento y cada circunstancia que vivimos.
¿Y si tener suerte fuera una habilidad que podrías dominar y enseñar a otros?
En su contraportada, el libro pregunta: ¿Y si tener suerte fuera una habilidad que podrías dominar y enseñar a otros? Eso es lo que hace precisamente “Connect the dots, the Art and Science of creating good luck”. Mediante reflexiones profundas -algunas autobiográficas del Dr. Busch, ejercicios prácticos, sugerencias y ejemplos, resultado de más de 10 años de investigación en diversas ramas y entrevistas a organizaciones y líderes inspiradores a nivel mundial, el libro nos enseña que podemos dejar de depender de cosas o de cruzar los dedos y que en el día a día hay oportunidades interesantes que podemos aprovechar, para beneficio nuestro, de quienes nos rodean y del mundo en general.
Personalmente puedo decir que “Connect the dots, the Art and Science of creating good luck” es una guía de estudio obligatoria para quienes deseamos ser agentes de cambio en el mundo. Es un libro inspirador para quienes somos optimistas por naturaleza. Y de paso, nos sirve para moldearlo en nuestros hijos y que el hecho de buscar tréboles de cuatro hojas sea un pasatiempo y no un afán por tener buena suerte en la vida.
Muchísimas gracias, Christian y Penguin Books por el libro.
Para leer este artículo en inglés hacé click acá. Traducción hecha por Rebecca Aguilar (rebe.aguilar@gmail.com).
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